Cuando adoptamos un perro lo hacemos con toda la ilusión del mundo y lo cierto es que las expectativas que tenemos rara vez concuerdan con la realidad. Por eso me gustaría hacerte llegar estos 10 sencillos pasos que te ayudaran en la adaptación de tu nuevo amigo. Ten en cuenta que los primeros 15 días en casa sentarán las bases de toda vuestra convivencia futura. Mejor hacerlo bien desde el principio, ¿no?

  1. PACIENCIA: Y es que a veces se nos olvida que lo que tenemos es un perro y nos enfadamos porque deciden hacer cosas que a ellos les parecen mucho más divertidas, como meterse en charcos, comerse cualquier cosa que encuentren, salir corriendo detrás de otros perros, revolcarse en vaya usted a saber qué… En fin, que debemos ser conscientes de que son seres vivos con sus propias decisiones y pensamientos y que no llegaron a nosotros con un manual de instrucciones y unas ganas locas de complacernos. Además, acabas de sacarle de su entorno habitual. Necesita tiempo para adaptarse a su nueva casa, sus nuevos dueños,… ¡mucha calma! Las trastadas iniciales serán divertidas anécdotas que contar en el parque 😉
  2. PASEOS AJUSTADOS: Si tu perro ha sido adoptado en una perrera, lo más probable es que no saliese mucho y que como manda la ley, estuviese en una zona apartada y muy tranquila. Por eso realiza paseos cortos (10-15 minutos como máximo) para que se vaya habituando a su nuevo entorno, pero frecuentes (puedes hacer 5 ó 6 al día). Así no le sobreexcitas con mucha información de golpe y le aumentas las posibilidades de que haga sus necesidades fuera. En estos primeros días no le lleves a parques para relacionarse con otros perros, que se vaya haciendo a la zona, disfrute de un paseo relajado y que olisquee todo bien. Así evitarás que por temas de estrés tenga malas experiencias iniciales en el parque. Ah y aún que haga tiempo que dejó de ser un cachorro, prémiale que haga sus necesidades en la calle. A todos nos viene bien una ayudita inicial.
  3. APORTA SEGURIDAD: Al principio no tienes que hacerte su amigo ni exigirle nada, lo que debes hacer es aportarle seguridad. Demostrarle que eres de fiar, confiable y previsible. Si empiezas exigiendo y corrigiendo, aportarás más estrés a una situación ya muy complicada. Mucha empatía por favor. Nada de volcarte tampoco en él. Ellos hacen borrón y cuenta nueva, así que nosotros también. Ni “pobrecito lo que ha sufrido” ni “ay la vida que ha llevado”, ahora está con nosotros y todo va a ir bien. Dedica unos minutos al día a premiarle con comida absolutamente todo lo que haga, desde mirarte a sentarse, tumbarse o quedarse quieto sin hacer nada. Será “vuestro momento”.
  4. MANIPULACIÓN: Ojo con las caricias. No a todos los perros les gusta que les acaricien. Además, si está tenso, es más probable que puedan surgir problemas. Trabajaremos poco a poco el acercarnos a él, iremos aprendiendo que le gusta y que no, respetaremos su espacio y no le molestaremos mientras duerme ni come. Es habitual que se den casos de protección de recursos, sobretodo con la comida. Para saber como actuar en estos casos, puedes consultar nuestro post.
  5. NIVEL DE EXIGENCIA: Es importante poner unas normas de convivencia desde el principio, pero eso no quiere decir que podamos regañar al perro. Si las primeras semanas comete errores, será culpa nuestra, ya que no se lo hemos enseñado. Lo mejor en estos casos es prevenir. Si no queremos que entre en las habitaciones, por ejemplo, no le dejaremos entrar desde un principio. Si no va a dormir con nosotros, es mejor no dejarle hacerlo al principio porque nos da pena. Si vas a dejar que se suba al sofá, ten en cuenta que él los días de lluvia también querrá subir y no entenderá porqué no le dejas… No exijas cosas que no le has enseñado y por supuesto, no regañes a un perro que acabas de adoptar. ¿Qué pensarías de alguien que nada más conocerte te critica absolutamente todo lo que haces?. Calma, ya habrá tiempo para exigir lo que se ha enseñado. PREVENCIÓN, es la mejor arma.
  6. JUEGOS: Nada de que para cansarle le voy a hacer correr detrás de la pelota. Necesita juegos que le aporten calma, para eso lo mejor son los juegos de estimulación mental como búsquedas con su propio pienso, juguetes tipo Kong o Nina Ottosson, de hecho lo más sencillo para entretenerle son los huesos de masticación. Formas de canalizar energía de forma relajada. Deja el tira y afloja, persecuciones y batallas para cuando os conozcáis mejor y él sepa gestionar esos picos de estrés que genera el juego duro.
  7. DEMANDAS DE ATENCIÓN: Es vital que enseñemos a nuestro perro que si quiere algo de nosotros, no puede demandarlo, es decir poniéndonos las patas encima por ejemplo. Esto genera muchos problemas que a la larga, son complicados de solucionar, pero que si atajamos de primeras, harán las cosas muy sencillas para todos. Así que para evitarlo, nunca le premiaremos cuando nos exija algo. Le ignoraremos, le privaremos de nuestra compañía, le pediremos que haga algo a cambio. Nada de regañarle, empujarle ni agarrarle. Para reforzarlo, premiaremos todas aquellas situaciones que sí nos gusten (que deje de ladrar, que ponga las cuatro patas en el suelo tras saltar, que esté tumbado tranquilo, que se siente para comer,…).
  8. COMUNICACIÓN CANINA: Es increíble la cantidad de señales que pueden hacerse los perros, desgraciadamente nosotros tenemos bastante limitadas las que podemos usar con ellos, pero si las ponéis en práctica ya veréis como las entienden. Entre las que podemos utilizar están: bostezar, girar la cabeza, ponernos de lado, movernos lentamente, quedarnos quietos, desviar la mirada, sentarnos, dar la espalda. Si aún no has oído hablar de las señales de calma, aquí puedes ponerte al día.
  9. AUSENCIAS GRADUALES: Intenta durante los primeros días no dejarle solo para evitar posibles destrozos. Si no puedes estar todo el tiempo, procura darle antes un paseo relajante y dejarle entretenimiento (búsquedas, juguetes,…) o bien contactar con algún amigo o familiar que pueda pasarse a verle o incluso darle otro paseo. Puedes grabarle con el portátil o el móvil para ver si realmente cuando te vas está tranquilo o por el contrario tu ausencia le afecta. Lo ideal es que poco a poco le enseñes a quedarse solo, con salidas primero de un par de minutos, luego cinco, siete, cinco, diez, quince, doce,… que sea creciente, pero no siempre a más. Los perros son animales sociales, no saben que es estar solos, deben aprenderlo. Por ello lo mejor es que lo hagan de forma gradual y sin traumas. No adoptes a tu perro el fin de semana, te vuelques con él y luego el lunes a trabajar 12 horas fuera de casa. Así tienes todas las papeletas para que surjan problemas serios.
  10. RUTINA: La última, pero tan importante como la primera. Tu perro necesita tener una rutina cuanto antes. De comidas, paseos, horas contigo, juegos,… que su vida sea predecible hace todo mucho más sencillo. Reparte las comidas en varias tomas para que no le genere ansiedad, además si lo haces con búsquedas, rellenando juguetes como el Kong, le estarás ayudando a estar más relajado. Poder establecer una rutina le aporta estabilidad. ¡Es esencial!

Por último, si surgen problemas o ves que hay cosas que te superan, no lo dejes pasar. El tiempo no va a ayudarte. No dudes en contactar primero con quien te dio en adopción al perro. Muchas protectoras cuentan con personal cualificado que puede asesorarte o si no podrán recomendarte a un educador de confianza. Son muchos los perros que son devueltos porque sus adoptantes no atajaron a tiempo algo fácilmente solucionable.

Hay dos cosas que quiero dejar claras en este punto:

  1. Los actuales parques de perros no son sitios donde debas ir a soltar a tu perro mientras tú te relacionas con el resto de dueños de perros. Es decir, que no vale llegar allí y desentenderte de tu animal. Si el juego se va de las manos, debes cortarlo. Si tu perro está muy alterado antes de entrar, no le lleves directamente, dale un paseo antes para que se relaje. Es muy probable que surjan problemas si tu perro va como una moto. Y puedes llevarte una desagradable sorpresa aún que tu perro sea hipersociable. Como si fuesen niños, requieren vigilancia y supervisión CONSTANTES.
  2. No dejes que el juego con otros perros sea lo único que hacéis durante el paseo. El problema que tiene el sacar al perro y tenerle durante horas jugando con otros perros es que sí, puede que se canse, pero también puede que se altere demasiado. Está genial que se relacione con otros perros y que juegue un rato, pero procura que sea algo más que hacéis durante el paseo. Igual que únicamente jugar a la pelota puede crear yonkies de la pelota, el ir al parque a jugar con otros perros, genera mucho estrés.

 

   Lo adecuado es hacer un paseo con una parte de búsqueda/olisqueo previo al juego, para llegar más centrado y relajado. Dejarle jugar otro rato. Practicar un poco de obediencia (sienta, tumba, quieto,…) y volver a casa con más búsqueda/olisqueo. Si además varías las zonas por las que paseas, mucho mejor.

El ABC del adiestramiento

Debemos tener en cuenta que los perros generalizan mal y que siempre pretendemos que nos hagan caso en los momentos más complicados sin haber trabajado nada previamente. Para que tu perro te haga caso rodeado de otros perros y superalterado por la situación, antes tendrás que haberle enseñado que significa “ven”, “ven aquí”, “aquí”, “te he dicho que vengas”, “como no vengas voy a ir yo y verás”,… Creo que empiezas a entenderlo, ¿no?. Para que tu perro pueda asociar una palabra/orden/señal a lo que quieres que haga, debes haber empezado primero en un entorno sin distracciones, donde hacerte caso sea lo más fácil. Es decir, empieza en casa en un sitio donde estéis el perro y tú únicamente. ¿A qué es fácil que responda? Vale, pues ahora tienes que empezar a complicarlo. Que entre alguien en la sala, vete a otra, enciende la tele,… Un vez que has conseguido que el perro te haga caso en casa, es hora de empezar a trabajar en la calle. Igual que probaste en casa,  hazlo en la calle en un entorno tranquilo. Luego añade gente, otros perros, situaciones reales… Esto es lo que se conoce como el ABC del adiestramiento, partir de un entorno tranquilo sin distracciones y generalizarlo hasta llegar al momento práctico real.

Si además añades que habitualmente llamas al perro para sacarle del parque, que corres detrás de él porque no acude a la llamada, que como no responde cada vez pones tono más autoritario… pues ya sabes porqué tu perro no suele hacerte caso. Prueba a bajar el nivel de exigencia, a premiar mucho lo que quieres y a relajar un poco los noes, chst, y demás cosas que usamos para quejarnos de lo que no nos gusta que hagan. Es fácil, los perros aprenden por asociación. Prueba y error. Me subo encima tuyo y consigo que me acaricies, ¡BINGO! Volveré a hacerlo. Me subo encima tuya, te cabreas y me empujas, ¡BINGO! estamos jugando. Lo que hago yo, me giro, le enseño el premio y espero a que se siente. Cuando el perro se sienta, ¡BINGO! tienes tu premio. Suelen intentar volverse a subir, pero con unas cuantas repeticiones entienden que la manera de conseguir premios es sentándose. No les chillo, ni les digo que no. Como mucho les pico diciendo…”ay, que así no vas a conseguir este premio tan rico”, “vaya”, en un tono que implica que estoy divirtiéndome. Porque no te olvides, para eso tienes un perro, para disfrutarlo.

Prevenir mejor que curar

Si te acostumbras a explicarle a tu perro lo que esperas de él, será más fácil que acierte. Normalmente lo que hacemos es decirles lo que no queremos, pero ni se les explica que está bien ni se les ofrecen alternativas. Si quieres que tu perro no se te suba encima cuando llegues a casa, se más rápido que él, salúdale un instante cuando aún tenga las cuatro patas en el suelo y luego espera a que se calme para saludaros. Si ladra, enséñale un ruido para cortarle el ladrido, interrúmpele entonces con él y prémiale mientras aún está callado. Si tira de la correa, párate y prémiale continuando el paseo si afloja la tensión de la correa.

Pequeños gestos día a día pueden hacer que la convivencia con él sea mucho más sencilla.

Por último, hacer hincapié en el uso del olfato como entretenimiento canino. Nos han dicho hasta la saciedad que los perros deben hacer ejercicio. Y sí, está bien, como nosotros. Pero también deben tener estimulación mental y eso no es algo que se sepa tanto. Por tanto, si una de las comidas de tu perro se la das en modo búsqueda, le estarás ayudando a ejercitarse mentalmente y generando en él autocontrol y gestión del estrés. Si quieres saber más sobre estimulación mental.

Sin duda alguna que cuando pensamos en que queremos determinada raza de perro, determinada edad, determinado individuo, nos estamos dejando llevar por el corazón y en la mayoría de los casos, no tenemos ni idea de lo que nos estamos llevando. Soy partidaria de que cuando una persona tiene claro el tipo de perro que quiere, adopte a uno adulto, porque es la única forma de asegurarse de que lo que busca y lo que se lleva, coincide.

Lo cierto es que los perros adultos son mucho más fáciles de adaptar a un hogar, porque ya sabemos lo que nos llevamos (los hay más cariñosos, más dependientes, más independientes, más juguetones, más activos, más tranquilos,…).

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